Congregáronse los más indicados
allá en los cielos nublados:
Gabriela, Vicente, Pablo.
Y desde allá convidaron
a Nicanor, uno más de este lado.
Y se pusieron a disertar
de los ángeles, esos seres alados.
"Tú, antipoeta," preguntó Vicente, "¿por qué perdiste
tu primera serenidad?
¿Qué ángel malo se paró en la puerta de tu sonrisa
con la espada en la mano?"
"Pues es que yo," respondió Nicanor,
"con un angelorum
sin querer me hallé.
El me dio la mano,
Yo le tomé el pie.
¡Hay que ver, señores,
cómo un ángel es!
Angel más absurdo
non volveré a ver."
"Tengo dos ángeles," precisó Gabriela.
"El ángel que da el gozo
y el que da la agonía,
el de alas tremolantes
y el de alas fijas.
Sólo una vez volaron
con las alas unidas:
el día del amor,
el de la Epifanía."
"¿Alas?" musitó Pablo. "¡Las mías!
Dios, muerto para siempre,
amenazó a los hombres con su espada encendida.
Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas."
Y así, el análisis acabado,
los ángeles se zarparon
pues eran y son seres alados
Vicente, Gabriela, y Pablo,
dejando al antipoeta matemático
caído, y emparrado.
Fragmentos de Altazor (Vicente Huidobro), "Sinfonía de cuna" (Nicanor Parra), "Dos ángeles" (Gabriela Mistral) y La espada encendida y "Poema 12" (Pablo Neruda).
Monday, December 12, 2011
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