Huesuda como ninguna,
de lengua muy afilada
--diríase de obsidiana--
pero de sesos, pues nada,
la Catrina palinesca
con su sonrisa malvada
osa ser la más dentuda
de todas nuestras calacas.
En revista y en pantalla
va de boca destapada
echando aires cual tetera
de ideas vaporizadas.
Mamá Osa medio ósea,
ruge como desalmada
aunque su ideología
anda desarticulada:
más que flaca, es esquelética,
de sustancia como emaciada.
Y de tanto escasear
cuando de ideas se trata,
se nos muere poco a poco,
quedándose descarnada.
Por la boca entra la mosca,
por la boca se va el habla,
por la boca muere el pez,
por ahi va el cuento de Sarah.
Monday, November 1, 2010
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