Pulpos enchipotlados pidió, encabronado, Chimalpopoca, el monarca mexica.
"A poco," protestó Popocacuitlahuac, procurador culinario del palacio plenipotenciario.
De puro coraje, Popocacuitlahuac se encomendó a Tezcatlipoca, y se puso como cohete a correr camino a Quiahuiztlan, pasando por Popocatépetl con mucha prisa pero con poca convicción. Por allá por Coatepec a poco se encharca en el chapopote del camino polvoriento. Por fin en Coatzacoalcos pudo calar la choza de un pescador a quien le propuso la chamba del capricho de Chimalpopoca.
"Poca...Coatlicue," profirió el pescador coatzacoalquense al apoderarse del encargo. Pero a los pocos pudo producir los pulpos provenidos de las profundidades.
"Y, ¿me presta un poquito de chipotle?" preguntó Popocacuitlahuac.
"En Papantla puede que compartan, pero no se ponga a platicar como perico al componer conversación con los totonaco-parlantes, porque ni popolucas ni popolocas, pues."
Por poco que parezca, al comparecer Popocacuitlahuac en aquel pueblo pintoresco, se percató de que algún que otro totonaco se echaba sus comentarios en náhuatl.
Propuso un totonaco chipotlero, "Por una pizquita de pulpo te proporciono el poco conocido pero palpablemente codiciado chipotle marca Panchito Chapopote de la casa Xavier Icaza."
"Propuesta concordada," manifestó Popocacuitlahuac, pellizcando un cachito de pulpo.
Apresurado paseó Popocacuitlahuac nuevamente por las calzadas y los canales de la capital de Anahuac, hasta ponerse a los pies del tlatoani Chimalpopoca.
Ante toda la corte chismeó Chimalpopoca, "Ya se me pasó el poco antojo que me picó por el aperitivo. Además, Popocacuitlahuac, tienes cara de enchocolatado. Te has de haber tropezado por allá por Perote, porque estos pulpos enchipotlados están enchapopotlados."
A la postre, y como castigo, a Popocacuitlahuac lo pintaron por completo de chapopote enchipotlado, causándole un escozor poco cómodo.
Colorín colorado, este cuento se ha enchipotlado.
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